El impulso a la inversión pública fruto del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en España permitirá romper con la tendencia decreciente que la economía española viene registrando desde la crisis financiera.
En concreto, la inversión pública vinculada a los proyectos del Plan se añadiría a la inversión pública tendencial, lo que ayudará a cerrar la brecha con los niveles medios europeos (alrededor del 4% del PIB).
Con ello, entre 2021 y 2023 se estima que el nivel de capital público podría situarse más de 3 puntos porcentuales de PIB por encima del escenario de inversión tendencial sin Plan asegurando a su vez que la inversión pública neta crezca con fuera en los próximos años.

Los proyectos de inversión pública vinculados al Plan permitirán también una reorientación de la misma para impulsar el crecimiento potencial a través de una mayor inversión en tecnología e infraestructura verde y el impulso a la digitalización y que, en ausencia de este apoyo financiero, sería prácticamente imposible de alcanzar en un contexto de limitado margen fiscal y crecientes necesidades de gasto corriente en sanidad y educación
Con el plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se pretende invertir 69.528 M€ a través de un ambicioso paquete de proyectos de inversión y reformas a ejecutar en tres años.
El objetivo final del Plan es apoyar la transformación estructural de la economía española y sentar las bases de un futuro robusto y sostenido a largo plazo. El Plan se plasma en torno a cuatro grandes ejes, alineados con las prioridades de inversión marcadas por la Unión Europea: la transición ecológica, la transformación digital, la mejora de la cohesión social y la igualdad de género.
Estos ejes se articulan a través de 10 políticas palanca, que a su vez incluyen 30 componentes. En total el Plan lo conforman 110 proyectos de inversión pública y 102 reformas.
Para estimar el impacto del Plan en la actividad económica se realiza un enfoque bottom-up, a través de los diferentes componentes que forman el plan
cada uno de los componentes, se han realizan simulaciones con modelos de equilibrio general (en concreto, REMS, EREMS y QUEST) tanto del impulso a la demanda a través del incremento de la inversión pública, como de los efectos estructurales vinculados a los diferentes proyectos de inversión y algunas de las reformas incluidas en el Plan. Esta metodología permite captar los diferentes canales a través de los cuales el Plan tiene impacto en la economía española.
Entre ellos destacan el impacto en la productividad total de los factores, la reducción en la intensidad energética, el impulso a la capacidad exportadora de las empresas españolas, el aumento de la cualificación y las capacidades digitales de los trabajadores y un emparejamiento entre vacantes y trabajadores en el mercado laboral más eficiente.
Con una inversión pública adicional de más 2 puntos de PIB al año en promedio en el período 2021-2023, la plena ejecución del Plan supondrá un importante impulso de demanda a corto plazo.
Permitiendo una vuelta progresiva a la senda de crecimiento pre-COVID al final del periodo de ejecución del Plan. En este periodo y en términos agregados, se estima que el Plan podría generar alrededor de 800.000 puestos.
Además, el Plan tiene una vocación de largo plazo, tanto en la selección de las inversiones como en el diseño de las reformas, con el objetivo de reducir los desequilibrios estructurales que lastran el crecimiento potencial.
A medio-largo plazo, la combinación de una mayor inversión en capital público junto con las medidas estructurales puede llegar a suponer un incremento en el crecimiento de la economía de 4 décimas.
Los efectos del Plan se esperan ya en la segunda parte de 2021, con un multiplicador a corto plazo ligeramente por encima de 1
Conforme se avance en la ejecución del Plan y comiencen a manifestarse los efectos estructurales, el multiplicador crece y se vuelve muy heterogéneo entre los distintos planes, destacando especialmente los digitales y la inversión en I+D, con multiplicadores superiores a la media.
El objetivo del Plan es apoyar no solo la recuperación sino también la transformación estructural de la economía, centrándose en cuatro grandes áreas ya mencionadas: transición ecológica, transformación digital, igualdad de género y cohesión social y territorial. Sin embargo, el PIB como medida de crecimiento de una economía no es capaz de captar adecuadamente estas dimensiones, por lo que, para poder valorar adecuadamente el impacto del Plan es necesario ampliar la visión del crecimiento y contar con más indicadores que el PIB.
FUENTE: GOBIERNO DE ESPAÑA
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