No se sabe exactamente cuántos han inmigrado a la Isla de Madeira, pero las autoridades de Madeira cifran en unos 6,000 los venezolanos lusodescendientes que han buscado refugio en la isla, a la que llegan con lo puesto y en condiciones de enorme precariedad.
“Vienen sin nada, muchos están enfermos, son personas con enormes carencias”, dijo el presidente del archipiélago luso, Miguel Albuquerque.
Son portugueses de segunda y tercera generación, descendientes de los que hace décadas dejaron Madeira en busca de una vida mejor en Venezuela y ahora hacen el trayecto al revés.
Aura Rodríguez, representante de la organización Venexos, una de las que les ayuda a integrarse en la isla, explicó a Efe que es difícil decir cuántos han llegado ya porque algunos entran en Europa vía Madrid.