Más de 150.000 personas se han exiliado a España desde que Maduro llegó al poder. Llegan a España 248.716 inmigrantes en el primer semestre de 2018, un 23% de aumento con respecto al año 2017.
Geraldine Pérez, de 25 años, llegó hace un mes a Madrid procedente de Caracas (Venezuela). Esta licenciada en Periodismo, que posee la nacionalidad española porque su familia paterna es de Tenerife, decidió que tenía que salir de su país porque era imposible que las cosas mejorasen. Se dio cuenta un día al encontrarse a un grupo de niños rebuscando en la basura. Críos hambrientos que se llevaban a la boca restos de alimentos podridos y después los vomitaban.
«Yo era afortunada, porque trabajaba de diseñadora en una agencia de publicidad. En julio ganaba 30 dólares al mes, un buen salario. Comía tres veces al día, pero siempre lo mismo: arepa por la mañana, pasta al almuerzo y arepa de cena. Mi mamá se puso enferma y el ingreso en una clínica privada costaba 400 dólares al día. Vi que, por mucho que quisiera, no podía ayudar más. Ni emanciparme, ni comprar un carro. Las colas para conseguir carne eran de cuatro horas».
Geraldine es una de los miles de venezolanos que han fijado su residencia en España durante los últimos años huyendo de un régimen que ha creado una «situación política y económica nefasta», en palabras del propio Pablo Iglesias. El Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó ayer sus datos migratorios, en los que se constata que los extranjeros ya vienen como antes de la crisis económica y compensan la baja natalidad y la elevada mortalidad. Estas cifras dicen también que son venezolanos el 11% de esos 287.883 inmigrantes registrados durante el primer semestre de 2018.
Sólo en la primera mitad del año se han contabilizado 32.088 nuevas entradas de Venezuela, un 60% más que las 19.975 del mismo periodo de 2017. En apenas un año han llegado 84.473 inmigrantes procedentes de este país suramericano. Desde que Maduro fue proclamado presidente, en abril de 2013, se han exiliado 153.200. A partir de 2015 se disparó el éxodo a la desesperada.
En conjunto, hay 274.000 ciudadanos nacidos en Venezuela residiendo en España, lo que supone un incremento del 76% en cuatro años. Una parte de ellos tiene, como Geraldine, la nacionalidad española. Quienes disponen de recursos consigue la residencia si compran inmuebles por valor de medio millón de euros, la llamadagolden visa. El resto solicita protección internacional: cada día piden asilo 56venezolanos.
«Mis dos hermanas ya están aquí desde hace tiempo y vivo con ellas. No he conseguido trabajo aún», relata Geraldine. Familias enteras de venezolanos componen la diáspora. Vienen más mujeres que hombres y el grupo de edad más numeroso es el que tiene entre 20 y 35 años. Proceden de un entorno socioeconómico medio o medio-alto, explica Antonio Izquierdo, catedrático de Sociología de la Universidad de La Coruña. También hay profesionales y pequeños comerciantes de origen español.
La inmigración venezolana es la que más ha crecido en el registro del INE, aunque cada vez es más difícil ahondar en los datos, porque la población colombiana e italiana residente en España también se ha disparado y un buen puñado de ellos pertenece asimismo a ese colectivo de exiliados de Maduro. Las cifras de inmigrantes de origen extranjero e inmigrantes españoles se entrelazan, y además hay que distinguir entre los españoles nacidos en España y los nacionalizados españoles.
«Hay 4.133.887 personas nacidas en el extranjero, a los que hay que sumar los2.190.188 naturalizados españoles.Son 6,3 millones de inmigrantes en una población de 46,7 millones de habitantes. Esto quiere decir que está incrementándose la mezcla de la población española», apunta Izquierdo.
Antonio Argüeso, subdirector general de Estadísticas Sociodemográficas del INE añade que, a diferencia de lo que ocurría la década pasada, ahora viene más gente, pero también hay más personas que se van. Las entradas y salidas de españoles están prácticamente igualadas, pero los españoles nacidos en España siguen marchándose en mayor proporción que los que vuelven. No hay muchos alicientes para regresar.E:
FUENTE: EL MUNDO