Este año, la Navidad vuelve a ser atípica. Las limitaciones derivadas de la covid-19 que afectan al horario, a los desplazamientos o al número de comensales se tendrán que seguir al pie de la letra por el bien de nuestra salud y la de los demás. Además de las normas de obligado cumplimiento hay que apelar a la responsabilidad personal y al autocontrol durante estos días de celebración de unas Navidades en pandemia.
Faltan todavía algunos días para la Navidad pero, si en este tiempo no se ha bajado la curva de contagios, está claro que «lamentablemente tendremos unas Navidades con restricciones importantes». El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, también tiene claro que esta Navidad tiene que ser responsable. «Hay que intentar concienciar e incidir en cómo aumentar la seguridad de los encuentros».
Hasta la fecha, buena parte de los contagios se producen en encuentros de familiares y amigos. Desde que acabó el confinamiento, los brotes han tenido lugar en el ámbito social, que concentran un 32,4 % de los casos y un 32,6 % de los focos, y, entre ellos, los asociados al ocio nocturno y las reuniones familiares y de amigos.
«Hemos lanzado muchos mensajes de prevención para el espacio público pero no para el ámbito familiar», se lamenta Simón, por lo que además de las normas institucionales, todos y cada uno de nosotros podemos llevar a cabo una serie de pequeños sacrificios cuya suma global bajaría las estadísticas de contagios y hospitalizaciones.
Por lo pronto, aquí van una serie de recomendaciones para un Navidad segura que apelan a la responsabilidad individual y al sentido común, porque ya llegarán otras fiestas para celebrarlas como antes.
1. Celebrar con todas las precauciones para unas Navidades seguras
La etiqueta de las cenas y comidas de gala cambia estas fiestas. Mesas con poca decoración, distancia de seguridad a rajatabla y ventilación constante son algunas de las normas de seguridad que tendremos que mantener para disfrutar de unas fiestas seguras.
2. En petit comité
El ministro de Sanidad ya lo ha dicho: «Hay que actuar en grupos reducidos y con convivientes estables», y eso depende de lo que decida cada Comunidad Autónoma; en este caso, unas apuntan a seis y otras a diez comensales como máximo.
Las familias pequeñas lo tienen fácil, pero las grandes lo tienen más complicado. La decisión que gira en torno a los más vulnerables va a ser la más peliaguda: ¿Van los abuelos en Nochebuena a tu casa y en Nochevieja a la mía? ¿Vamos a casa de los abuelos o traemos a los abuelos aquí?
Hay que tener en cuenta que la distancia entre comensales debe ser un metro y medio como mínimo, lo que en casas pequeñas es algo complicado mantener. Ante tal tesitura, lo único que se puede hacer es poner turnos o dividirse por ejemplo, los más jóvenes cenan una hora antes o en otra habitación.
3. Una videocena
Para bien o para mal las nuevas tecnologías han acortado distancias. Para las familias grandes una opción divertida es poner una vídeo-conferencia, colocando una tablet o portátil en el centro de la mesa en lugar del centro de piñas y espumillón, y conectarse con el resto de la familia a través de Zoom, Skype o cualquier otra plataforma de conexión virtual. Es una forma de estar todos juntos aunque con pantalla de por medio.
De esta manera, el contacto puede resultar más frío, pero lo bueno que tiene es que nos permite silenciar al cuñado cuando sus chascarrillos nos incomoden. Este sistema online puede resultar muy útil para aquellas personas cuya familia no reside en la misma ciudad o comunidad autónoma porque, si unas semanas antes de las fechas navideñas no se ha doblegado la curva de contagios, es muy probable que las restricciones de la movilidad entre territorios no se relajen e incluso, se endurezcan.
4. Nada de bufé
Este año pocas van a ser las bandejas con embutidos, ahumados o canapés variados que siempre se disponían a lo largo y ancho de la mesa para abrir el apetito. Eso de meter la mano aquí y allá con alegría se queda para otra ocasión.
Es mejor poner un primer plato, un segundo, y el postre y además, con mucha higiene entre ellos. El menaje debe ir al lavavajillas o bajo el grifo lo antes posible. Eso de dejarlos en el fregadero hasta la mañana siguiente esta vez es impensable.
5. Lavado de manos
Se puede recuperar la higiénica tradición de poner un lavamanos con agua y una rodajita de limón a cada lado de los comensales, pero esta vez pondremos un bote pequeño lleno de gel hidroalcohólico y una servilleta de papel para secarse las manos.
6. Entre plato y plato
En estas fechas es fácil relajarse por estar en un entorno seguro o porque el consumo de alcohol es más excesivo, Pero es necesario no bajar la guardia. Si vamos a estar comiendo o cenando con familiares (sobre todo mayores) es conveniente colocarse la mascarilla entre plato y plato. También es esencial llevarla mientras se hace una llamada telefónica, se prepara un café, se ve una película en la tele o se echa una partida de cartas.
Y, ya puestos, siempre se puede cubrir la mascarilla quirúrgica con alguna de tela decorada con motivos navideños o más festiva, con lentejuelas y cristales formando un «¡Feliz 2022!».
7. Ventanas abiertas
Ventilar la casa siempre es saludable, pero con el covid-19, es una práctica mucho más necesaria. En Navidad el frío es intenso, las ventanas suelen estar cerradas a cal y canto y las calefacciones se ponen a tope, por lo que el virus puede circular a sus anchas.
Por eso es mejor seguir unos sencillos pasos para que el aire fluya y respiremos mejor y seguros.
En el salón es donde se concentra más gente durante las cenas y comidas, por lo que es conveniente abrir las ventanas frecuentemente durante cinco minutos como mínimo y cerrar las puertas que dan a otras habitaciones para que el virus (si está) no vaya a otras estancias de la casa. Así que este año, lo más coherente es cambiar el vestido de tirantes por un par de jerséis de lana.
8. Una sobremesa corta
Eso de alargar el fin de la cena con dulces y villancicos hasta la madrugada es mejor que se aparque para otro año. En estas fiestas lo mejor es terminar de cenar y marcharse cada uno a su casa. Otra opción es quedarse a dormir en la casa a la que hemos ido para no tener que estar mucho tiempo con desplazamientos.
9. Otra alternativa
Puede que, en vez de tanta cena o comida, lo mejor sea buscar otra forma de celebración a la luz del día y al aire libre que no ponga en peligro la vida de nadie. Se puede hacer un pícnic en medio del campo, una quedada en un parque, hacer una ruta de senderismo por algún paraje de la localidad donde se resida.
10. Mínimo contacto físico
Cuando vayamos a reunirnos con la familia y aunque la tentación sea grande, los besos, apretones de manos y abrazos mejor dejarlos para otro momento.
- El contacto físico debe reducirse a un saludo a la japonesa.
FUENTE: GUÍA REPSOL
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